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Los plásticos no son ecológicos porque proceden del petróleo.
El petróleo que se emplea en su fabricación es el subproducto residual del proceso de refinado. De esta manera la fabricación del plástico es en sí una manera de aprovechar recursos que si no, habría que eliminar de alguna forma alternativa.
Los plásticos son más contaminantes que otros materiales.
Si nos fijamos en el impacto medioambiental de una bolsa de plástico reciclado, está tiene una mejor balanza que las bolsas para llevar de papel o de algodón.
Los plásticos son malos para el medio ambiente porque no son biodegradables y no se eliminan.
Que un material sea o no biodegradable, no implica que sea bueno o malo para el medio ambiente. Si un material biodegradable se gestiona de forma adecuada, por ejemplo mediante reciclado, generará ventajas medioambientales al poder utilizarse los residuos como recursos, creando nuevos productos hechos con plástico reciclado. Si un material biodegradable se abandona en el campo y no se dan las condiciones adecuadas de biodegradación será un problema ambiental ya que no se eliminará el residuo. Es fundamental un uso responsable de los productos y una adecuada gestión de los residuos por parte del ciudadano, las empresas y las instituciones para garantizar el menor impacto ambiental.
Crece tanto el consumo de plástico que acabaremos encerrados en una montaña de plásticos.
El consumo de materiales plásticos no ha dejado de crecer. Pero este crecimiento puede y debe ser sostenible y es necesario que desde la industria se siga trabajando tanto en la prevención, reutilización y valorización de los residuos. La evolución en el reciclado del plástico es tremendamente positiva con un crecimiento de más de un 50% en la última década.
Todas las aplicaciones de los plásticos son de un solo uso y generan muchos residuos.
En Europa, el porcentaje de materiales plásticos en aplicaciones de un solo uso es inferior al 40%.
Con los envases de plástico se consume más energía que con ningún otro material.
Los plásticos nos ayudan a ahorrar energía. Un envase plástico puede sustituir a otro material, cumpliendo la misma función pero con bastante menos material por unidad. El resultado es un 55% menos de gasto medio en energía y un 62% menos de emisiones comparado con otros materiales. Si los plásticos fueran sustituidos por otros materiales: - De media se triplicaría la cantidad de material necesario para fabricar las mismas unidades. - Debido al aumento de peso, se consumiría mucha más energía en su transporte a lo largo del ciclo de vida del envase y por tanto aumentarían en gran proporción las emisiones de gases de efecto invernadero.
El papel es más ecológico que el plástico
El papel requiere una gran cantidad de energía para su fabricación y muy superior a la requerida en la fabricación del plástico. Si además se tiene en consideración el transporte, la comparativa aún es mucho peor, debido a que las bolsas de papel son más pesadas y su embalaje es mucho menos compacto y ocupa mucho más espacio. El resultado es que para transportar las mismas unidades se necesitan más medios de transporte con el consiguiente efecto adverso en el medio ambiente.
Todos los plásticos acaban en el mar
Los residuos plásticos, al igual que el resto de residuos, hay que tratarlos adecuadamente y depositarlos en las zonas o contenedores destinados a este fin para que sean gestionados y reciclados. Cuando no se procede de forma correcta se producen dos problemas: una pérdida de recursos (ya no se recupera el valor del residuo) y se daña el paisaje afectando a la flora y la fauna. Lo más importante es la educación ambiental y la prevención y es ahí dónde los países deben centrar sus esfuerzos y recursos.